sábado, 5 de abril de 2008

La busqueda del estilo

Nunca sabes como escribir, tic tac el cursor apremia. Es un poco como cuando intentas cantar una canción que has oído mil veces. Da igual que seas un tarugo de dos metros y cien kilos con voz cavernosa, si intentas cantar una canción del "sueño de Morfeo" (en un ritual satánico, un exorcismo o una sesión masoquismo dura, no quiero saber tus perversiones) intentarás imitar la vocecilla sacarinosa de la mujercita de Alonso (el piloto, no el portavoz del PSOE), por muy ridículo que parezcas. Lo mismo pasa al contrario, vocecillas aflautadas intentando cantar "my way"de Sinatra. Rídiculo también. Ambos casos divertidos si te pillan en un karaoke con algunas copas de más. Desternillante si además se trata de sujetos mal vestidos, feos, desproporcionados, frikis... sobretodo si se creen que lo hacen bien. Nos encanta reírnos de los demás ¿acaso no disfrutamos viendo los castings de programas de canto, baile etc? Siempre esperamos el sumum del espanto para pasarlo en grande. Por cierto, no hay evidencias que alguien haya acabado en el infierno por un ejercicio tan sano.

Lees a Millás y dices, joder pues tampoco es que escriba sobre energía nuclear o mecánica cuántica. No, escribe sobre cosas cotidianas con una increíble capacidad de análisis y una singular habilidad para relacionarlas con la actualidad política y social. Pero claro, Millás es un fenómeno. Yo sólo escribo en este blog. SI, tecleo mucho en mi ordenador cada día, pero números, códigos... en fin nada que pueda seducir a una dama en un balcón a la luz de la luna.

Por cierto, Millás escribe la última página en Interviú (entre otros sitios) Ya tienes excusa para leer esa revista en un banco de la plaza del pueblo sin sentirte un morboso, sensacionalista o un pervertido. Tu no te sentirás así, pero piensa que Águeda, la del kiosco, pensará en lo desgraciados que son tus padres de tener un hijo como tu. A partir de ese día mirará los programas de sucesos con la morbosa expectativa de que salgas por haberte exhibido en la puerta de un colegio o declares ante la audiencia que eres sexoadicto, ciberadicto o peor aún, gay.

Durante el tiempo que te dura el efecto de una buena novela intentarás imitar el estilo de ese escritor que te ha cautivado. Pero te sentirás
ridículo hablando sobre la caída de las hojas en el otoño, sobre todo si escribes en verano. Mirarás por la ventana y a la que veas cuatro chicas ligeritas de ropa querrás hablar de sus cuerpos.... y eso no sabes hacerlo siendo romántico. Cuanto cuesta encontrar tu sitio en cualquier campo, verdad?

Recuerdo cuando el Real Madrid presentó a David
Beckham. Llevaba una americana de smoking color blanco con unos tejanos desgastados (de alguna marca impronunciable y carisima) Los días siguientes vi mucho chicos con americanas blancas. Nunca unos hijos estuvieron mas orgullosos de que su padres fueran heladeros o camareros ¿Cuantas americanas blancas vemos ahora? ni James Bond se la pone ya. Eso es lo malo de imitar, la caducidad. Mientras yo seguiré buscando mi sitio, mi estilo, sin americana, mi padre es electricista.

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