sábado, 17 de diciembre de 2011

Puto soy

Me esperaba que Sonia fueses tu, misteriosa T.
Me esperaba que Sonia fueses tu, Marieta.
Me esperaba que Sonia fueses tu K, o que fueras tu, pero Sonia resultó ser Sonia, casada y triste.

No hago mucho caso de los comentarios anónimos, pero he de reconocer que el mensaje de Sonia me impactó. Su declaración de intenciones era clara y contundente: quería comerme la polla. Desonfiado le pedí que me enviara un mail, y al poco recibí su mensaje. Era un mail no muy extenso donde me explicaba que hacía poco tiempo había descubierto el blog de Obediente Nena. Nuestra musa del vicio no la dejó indiferente y siguió indagando por otros blogs de temática golfa. Me confesaba que se había masturbado con nuestras vivencias y con la de otros amigos bloggeros (UHL, Skhorpio y Traviesa Pareja, de entre los que soy asiduo). Lo que al principio le pareció una fantasía fue tomando cuerpo poco a poco. Así hasta que me ofrecía una cita.

Me envió fotos (vestidita y formal) y me resultó del todo normal, aunque ese pueda ser el peor piropo que nos dediquen. Ni gorda ni delgada, ni fea ni guapa, sobria, sin maquillar, con poco pecho y con esa sensación de poder discurrir entre la gente sin que nadie reparara en ella. La sinceridad de su mail y que lo acompañara con varias fotos me convencieron de quedar con ella en un conocido bar de Barcelona, en la calle Ferran el Catòlic por donde pasan miles de guiris y lugareños al día.

Yo la esperaba en un mesa a lado de la cristalera que da a la calle. Ella no conocía mi rostro pero yo tenía claro como era ella. Desde aquel sitio veía la entrada y no sería dificil hacerle una señal. Llegó puntual y enseguida me localizó, de hecho era el único solitario del bar. Se acercó desabrochándose la chaqueta y quitándose el foulard.
- Carlos?
-Si, eres Sonia?
Me contestó colocando la chaqueta sobre el respaldo de la silla y sonriendo como si acudiera a una entrevista de trabajo en una juguetería. La verdad es que la situación no dejaba de ser sorprendente, esa mujer me quería comer la polla, así sin más. Tras pedir un martini comenzamos una conversación lo más alejada posible del asunto que nos había reunido.

Poco a poco la charla comenzó a girar sobre ella y su vida. Tras comentarme que me había imaginado más feo (sic), pasó a relatar como nuestro blog había despertado su morbo e imaginación. Llevaba casada diez años en los que había sido madre de dos niñas preciosas de las que me mostró fotos, en un momento realmente embarazoso. Me explicó que en su adolescencia no había sido como su actual marido creía. Creció en una zona periférica de Sevilla y ni el sexo ni las drogas le había sido ajenas. Con catorce años había perdido la virginidad y en pocos años más había perdido la cuenta de chicos con los que había estado. Un embarazo no deseado, con su correpondiente aborto, y la muerte de un amigo en accidente de tráfico la convencieron de abandonar su alocada adolescencia para buscarse la vida en Barcelona, en casa de sus tíos. En estos momentos de la charla no me veía capaz de meterla la polla en la boca, para que os voy a engañar.

Al llegar a Barcelona, ya sobre la veintena, había dejado de lado el mundo de las discotecas, la noche y las drogas. En el gimnasio había conocido a un muchacho de su edad, Francesc, estudiante de derecho y de buena familia que más que un príncipe azul, era una boya flotando en un océano de mugre a la que agarrarse. Tras un casto flirteo actuando como de una buena chica se esperaba, llegó el noviazgo, el cariño, algo de sexo puro y silencioso, la boda, las felicidad de plástico, la maternidad y el aburrimiento.

Estaba enamorada de Francesc como padre, como amigo, como compañero e incluso como abogado, pero jamás lo había deseado (también intentó enseñarme una foto en el iPhone pero la disuadí de que lo hiciera) Lo quería tanto que no se imaginaba tener una relación paralela, así que, resumiendo, había buscado en la Sodoma y Gomorra de la red alguien que le diera terapia.

Sonia me cayó genial, pero la verdad es que no me hubiera acostado con ella y dudaba que fuera capaz de algo más que mantener una conversación. Me confesó que le gustaría ser como Maria o como Lara, pero le faltaba lo básico, la complicidad de su marido, que como podéis imaginar andaba en otro concepto del erotismo y el morbo. La miraba a los ojos y veía algo parecido a la tristeza, aunque sus labios y el tono de su voz cada vez me resultaban más atractivos. Me habló sin tapujos de las fotos de mi polla y del vídeo donde María me la chupaba. Se había corrido viéndonos y eso la hacía estar más cerca de mí que muchas otras personas.
Sin más me dijo que la acompañara al servicio. Fui tras ella en silencio y entré en el baño. Estaba sentada en el inodoro. No hubo preámbulos, me echó mano al cinturón y me desabrochó el pantalón. Fue la última vez que me miró a los ojos, con una sonrisa tibia. Me bajó el calzoncillo y me cogió la polla con mimo. Se la metió en la boca, aun flácida y la degustó como un helado en una tarde de verano. Yo no la tocaba, me dejaba hacer. No me costó nada empalmarme y Sonia lo celebró lamiendo, sorbiendo y pajeándome con pasión. Se la metía hasta la garganta, la sacaba y la besaba, pasaba la lengua arriba y abajó... no entiendo como su marido no había notado que la chica tenía escuela. Le desabroché un par de botones de la camisa y busqué sus pechos. Parecían vacíos, trémulos, como si hubiera amamantado a un tercio de legionarios, pero me sorprendió el tamaño y la firmeza de los pezones. Los pellizqué y acaricié provocando que se arqueara y gimiera. Se desabrochó el pantalón y metió su mano izquierda en las bragas. Intenté ver su coño, su pubis pero ella pareció esconderlo, supe que estaba allí porque engullía con más furia mi polla y se movía sobre el inodoro buscando la manera de que su mano estuviera más cómoda.

Busqué mi móvil para dejar prueba de mi sorprendente aventura, pero Sonia me lo impidió soltando mi polla y sujetándome la muñeca. Volví a dejar el iPhone en el bolsillo y decidí que era momento de dejar de ser un objeto. Cogí a Sonia del cuello y le metí la polla con firmeza pero lentamente en la boca, hasta que noté como entraba en su garganta. La mano de Sonia aceleró y empecé a follarle la boca con más fuerza. Le costaba respirar, notaba sus balbuceos y gemidos mezclados con sorbidos llenos de placer. Noté que me iba a correr. Pellizqué su pecho y la avisé con un gemido de que iba a llenarle la boca. Ella no la apartó. Siguió ofrecida, separando sus muslos y gimiendo. La primera oleada le llenó la boca, incluso tuve miedo de que con una arcada me mordiera, la segunda le escurrió por la comisura de los labios y el resto siguió ese camino. Se sacó la polla de la boca y escupió sobre el suelo mucho menos de lo que yo le había dado. Se limpió con papel higiénico y se recostó sobre la taza del inodoro buscando aire. Se abrochó la camisa, el pantalón y pasó por mi lado acariciándome el pecho con la mano, sin mirarme. Yo seguía con la polla untada de saliva y semen. Me retiré para dejarla salir y me limpié como pude.

Sobre la mesa había un billete de veinte euros sobre la cuenta. Ni rastro de Sonia. Parecía el pago a mis servicios, propina y dinero para el taxi, como un puto.

Días más tarde recibí un correo de Sonia. No le he contestado, así que aprovecho el blog para hacerlo. Por el texto parecía que había escrito con su marido husmeando la pantalla. Tenía un solemne aire de felicitación navideña borbónica, que tuve que interpretar:
"Gracias por tus consejos" (imagino que se refiere al blog, yo esa tarde hablé poco)
"Es una suerte tener amigos como tú" (creo que no somos amigos aún, no digo que no podamos serlo, la verdad ningún amigo me la ha chupado aun, nunca se sabe)  
"Espero seguir contando con tu apoyo" (aquí tengo claro que es un juego de palabras, no se refiere a "apoyo" sino a "polla", bueno Sonia, no voy a negar que eres toda una profesional en el francés) 
"Amigos que lo dan todo si pedir nada a cambio" (bueno, lo que te di me sale gratis, pero puestos a pagar... hombre algo más que veinte euros te agradeceré)
"Espero volver a tener una charla tan agradable como la del otro día" (Sonia si te gustó la experiencia creo que podríamos subir un nivel, estuve apunto de darte la vuelta en el baño, pero como ves soy un caballero. Por otra parte si te apetece repetir seguro que si me das permiso para poner tu mail en el blog, no te faltarán "amigos").

No voy a negar que disfruté como un animal. Creo que es una de las experiencias más bizarras y gratificantes que he tenido. Tras la apariencia dulce y apagada de Sonia hay una  auténtica depredadora dormida. Pobre Francesc, creo que ha empezado una cuenta atrás que va a hacer saltar su conservador modo de vida. Bienvenida de nuevo al mundo de los golfos.

Maria se está enterando al mismo tiempo que vosotros de mi escarceo barcelonés. Lástima no tener una foto para ilustrarlo. Si alguien fue al baño de señoras del Schilling y encontró un líquido blanco en el suelo, que sepa que no era gel, era fluido de blog golfo.

también te puede interesar

Related Posts with Thumbnails