sábado, 22 de enero de 2011

Experiencia H

La letra "h" es muda y eso, siendo una letra, es una putada. Junto a la "k" y la "z" forman ese grupo de amigas gorditas y gafudas del instituto que no se mezclan con sus compañeros, esas que al cabo de las años no recuerdas como se llamaban ni que hacían. Sólo recuerdas que se sentaban al final de la clase y que oían grupos de música raros. La "z" últimamente está más presente en nuestras vidas, casi a diario nos acordamos de ella, no en vano es la inicial del apellido de nuestro amado presidente. La "k" está viviendo, gracias al sms, una segunda juventud, nos ahorra tiempo y su uso hace moderno. Pero nuestra querida "h" es como una animal en extinción. Con su forma de silla vista de perfil me hace pensar en eso, en esa silla que tenemos arrinconada en alguna habitación y que arrimamos a la mesa cuando se apunta algún invitado de más a cenar. Una experiencia "h" es algo que ha pasado, que está ahí, pero que no suma ni resta. Más por voluntad propia que por otra cosa. Algo que ocurrió pero que preferimos no analizar demasiado, no vaya a resultar que seamos culpables.

Los que seguís el blog sabéis que no somos una pareja liberal al uso. Tenemos algunas prácticas que en el ambiente swinger no son muy aceptadas. Precisamente un colectivo que se jacta de libre tiene también sus tabú y su doble moral. A veces hemos pagado por sexo. Y eso no es que esté muy bien visto.

Desde hace tiempo tengo ganas de probar una chica oriental. En mi estuche de plastidecor falta el amarillo. Me consta que a María también, así que me pareció buena manera de empezar el año vicioso regalándonos unas horas de placer con una chica de ojos rasgados. Si alguien conoce alguna dispuesta a liarse con una pareja y que no cobre, nos encantaría que nos pasarais su contacto. Mientras tanto, en loquo, podéis encontrar muchas de ellas.
No le dije nada a María. Ese fin de semana estábamos en Barcelona y decidí contactar con una chinita (luego resultó que era de Taiwan) que me pareció por las fotos muy apetecible. Estas que veis aquí son sus fotos reales, pero no voy a poner su nombre ni su dirección, no quiero hacerle publicidad. De todos modos, si miráis en loquo, la localizaréis fácilmente
La llamé el viernes saliendo del trabajo. La conversación fue un tanto caótica, pero me dio la impresión que la chica me comprendía, quizás eran mis ganas lo que me hizo interpretarlo así:
-Hola guapa, mira es que visto un anuncio tuyo en Loquo y me gustaría saber si atiendes a parejas.
-si si si (en efecto, tres "si", encadenados)
-Me gustaría hacer un trío y me has gustado mucho...
-si si si, no problema, tu vienes en mi piso y bien, todo bien
-(silencio)
-Para mañana como lo tienes sobre las 5?
-si si si, no problema.
El resto de la conversación acordamos el precio, me dio la dirección y entre "sies" por triplicado empecé a notar la excitación de una cita que sin duda encantaría a María.

Comimos en un restaurante del Passeig de Gracia y me encargué de que María acompañara cada bocado de un trago de vino. A ella no le hacen falta los efectos del alcohol para dejarse llevar, pero yo soy más místico. Al salir la dirigí hacia unas calles que no frecuentamos habitualmente. María llevaba un mini vestido rojo con medias y calcetines largos, de esos hasta el muslo. No me costó mucho encontrar el portal y por suerte estaba abierto.:
-Y esto?
-Bueno, un regalito que he preparado... no te apetece?
-Joder sabes que no me resisto a una buena sorpresa.

Ella franqueó la puerta y yo la seguí Era un primer piso y viendo el estado del ascensor, decidimos subir a pie. Las paredes estaban desconchadas y se podía ver las sucesivas capas de pintura, desde un lila estridente, pasando por un verde pastel y otros tonos indescifrables, hasta un blanco roto que ahora intentaba darle luz y salubridad a la escalera. Evité tocar el pasamanos de la baranda. El suelo estaba sucio y se oían voces de los pisos de arriba. Todos lo que hayáis ido de putas o a un club de intercambio, sabéis que muchas veces lo que vemos no tiene que ver con nuestro ideal de decoración. En la mayoría de ocasiones se trata de locales sórdidos y rancios, pero en esas ocasiones no es nuestro cerebro el que suele mandar, así que miramos hacía delante, como los burros, en busca de nuestra dosis de vicio.

Al llegar al rellano encontré cuatro puertas, como Alicia en el país de las Maravillas. Sólo una de ellas tiene la alfombra acordada. La mirada de María se ha transformado y noto sus pulsaciones aceleradas. Abre la puerta una chica delgada y bajita, por el físico parece nuestra compañera. Su look es acorde al recinto, lleva unas zapatillas de estar por casa, de esas de crío con forma de elefante, y una bata rosa. Parece que se ha levanto hace poco porque lleva el pelo revuelto y sofoca con esfuerzos un bostezo. Mira sorprendida a María, y aunque sonriendo, dice que no trabaja con mujeres. Le recuerdo que por teléfono habíamos acordado que venía "en pareja". Ella se disculpa diciendo que entendió una pareja sí, pero de dos hombres. Viendo que mi sorpresa va a naufragar antes de zarpar me dispongo a darme media vuelta. Ella me retiene por el hombro al tiempo que vocifera algo ininteligible hacia el interior de la casa. Otra voz le contesta y en breve aparece una segunda chica, clónica de la primera. Sonriente y vestida con un batín de pseudo seda me pide disculpas y dice que ella trabaja con chicas. María mira la escena desde un segundo plano. A mi la nueva chica me gusta y sinceramente no se cual de las dos es la del anuncio. Eso sí, la chica se anunciaba como "recibo sola en mi piso del centro"
Nos acompaña hasta una habitación con puerta de cristal glasé, con un pequeño baño dentro y sábanas verdosas de franela. Por el pasillo le toco el culo y noto que al menos algo bueno habrá para comer. Nos sentamos en la cama y pago lo convenido. La chica se dirige al baño y tras oír la música celestial del bidé manando agua, entra en la habitación con un conjuntito de Hello Kity! sí, el de la foto. Debe ser su uniforme sexy. Me colocó detrás de ella, mientras María sentaba en la cama me mira excitada.

La rodeo con los brazos, le acaricio el pecho, el culo y aspiró el aroma de su cuello. Huele muy bien, por suerte su perfume aparta de mi nariz el olor que me sacudió al entrar al piso, a refrito de pan de gamba. Paso mi mano por encima de las bragas, donde está el dibujtio de la gatita sin boca más famosa del mundo. Meto mis dedos dentro. Tiene mucho vello, suave, pero demasiado para nuestros gustos. Le meto los dedos en el coño y no tarda en mojarse. Empieza a gemir de esa manera tan característica de las asiáticas, a medio camino entre el quejido y el placer. María se ha empezado a quitar la ropa. Le bajo a la chinita las bragas y le quito el sujetador. María se acerca y se arrodilla. Le separa las piernas y empieza a comerle el coño recién lavado. Yo también me agacho y le meto la lengua en el culo. Mi lengua choca con la de mi chica y saboreamos el peludo coño de la puta. Parecemos dos vampiros ansiosos de sangre. No tarda mucho en correrse y tumbarse en la cama.
Con la polla dura busco la boca de la chinita para que me la coma. Ella la acaricia con una mano mientras con la otra busca un condón en la mesilla. Le pido que me la chupe sin, pero no acepta. Aparto a la china y María me la chupa hasta el fondo. Mientras me la come seguimos sobando a la puta, su coño, sus pezones duros y rosas, como golosinas. Nuestra fulana acompaña la mamada de María acariciándome los huevos y metiendo respetuosamente la punta de un dedo en mi culo. María me pide que me la folle. Pongo a nuestra amiga a cuatro patas y me advierte que por el culo no. No era mi intención, me pongo el condón y he aquí mi sorpresa cuando me dice sin perder la sonrisa:
- cuidado con coño, tengo regla...
Por eso nos sentimos como vampiros cuando la comíamos. Me apetece mucho su coño, pero la idea de que la esponjita no cumpla su función y ver mi polla ensangrentada me hacen desistir. Le propongo a la puta que le coma el coño a María, que se coge la situación con humor y empieza a tener problemas para contener la carcajada. Separa las piernas y ofrece su coño rasurado a la chinita. Esta lo mira sorprendida y saca un rollo de papel film, si el de envolver el pollo, para colocarlo sobre el coño y no tocarlo directamente! María ahora no puede contenerse y ríe a mandíbula abierta. Aparto a la chica y a su rollo de papel glad y empiezo a follar el coño de María. La chinita sigue a nuestro lado y entre los dos, sin mirarla, le metemos los dedos por todos sus agujeros, la pellizcamos, la acariciamos, la sobamos. Aguanto hasta que María se corre. Se ha retorcido hasta llegar con su boca al coño de la china y nuestra amiga parece encantada. Saco mi polla hinchada del coño de María y colocó mis rodillas a cada lado del cuerpo de la puta. Me pajeo sobre ella. La chinita sigue buscando mi culo y contribuye a que aguante poco más. Me apreto con fuerza la polla, y me corro sobre la china. María observa de reojo recobrando el aliento. Le lleno a la puta los pechos, un hombro y los labios. Hago todo lo posible para manchar las horribles sábanas verdes.
La china se retira y en segundos estamos deambulando por el pasillo hacia el exterior. Oímos los gemidos y el tran tran de la habitación de al lado, donde algún afortunado está follándose a la chinita hetero. Bajando la escalera María comenta:
-Esta no cuenta, lo de la china mejor lo aparcamos hasta el verano en Tailandia ok?
Solo puedo afirmar, decepcionado. La verdad es que me siento un poco hueco, herido, de mal humor, humano al fin y al cabo. No empiezan todas esas palabras por "h"?

jueves, 6 de enero de 2011

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